Por: Rosmery Roca Rozas / Colectivo Género Rebelde
Con más de 10 puntos en la Plataforma de lucha, las mujeres cusqueñas saldremos este 08 de Marzo a movilizarnos en lo que se han denominado “PARO INTERNACIONAL DE MUJERES”, las demandas pasan por exigir la prevención y protección a las víctimas de la violencia de género, que en sus casos más extremos se convierte en feminicidio. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en el mes de Enero de este año en nuestro país se registraron 8 feminicidios, 25 tentativas y más de 6.700 casos de violencia contra la mujer.
Sí estos datos no le parecen alarmantes, pues comenzamos mal. Fue la impotencia, la indignación y las ganas de cambiar las cosas que el año pasado logró agruparnos bajo el grito de “Ni Una Menos” y que hizo salir a las calles a miles de mujeres en Cusco y a nivel nacional, para denunciar la violencia cotidiana a la que estamos sometidas, ¿Por qué nuestro género nos condiciona? ¿Existe todo un sistemas social, económico y cultural que nos ve como ciudadanas de segunda categoría?, ¿Cuál es esa situación, que permite que las mujeres vivamos llenas de miedo y constantemente acosadas, negándonos así la plenitud y dignidad?
Ni Una Menos y el 13 de agosto del 2016 será una fecha que recordaremos como el día que logramos fisurar, al menos un poco, las raíces de este sistema patriarcal y machista.
Aún recuerdo ver las salas de la Casa de la Cultura del Cusco repleta de mujeres que querían encontrar valor y respaldo en la colectividad que logramos construir cada Jueves que nos reuníamos.
Con muchas valientes en las calles se puso en cuestión la cotidianeidad en la que se construyen esas relaciones de desigualdad, visibilizamos alarmantes datos, historias, nombres de víctimas y victimarios y la violencia e indiferencia institucional que se ejerce sobre nosotras.
Nuestro Cusco, como muchas otras ciudades, carga ese lastre machista y colonial que es alimentado por las religiones, que perpetúan nuestra condición subalterna y subyugada , en todo ese contexto era hermoso apreciar un pequeño afiche y en ella enlazadas dos manos haciendo referencia a la sororidad nuestra, y con una potente frase “Ni Una Menos” por varios días y semanas saboreamos la presencia de debates que se habían apoderado de las calles, los colegios y universidades a eso se sumaba la imaginación que cada una ponía, ya sea elaborando sus propios afiches que los colocaban en su trabajo o haciendo sus esténcil que junto a las paredes se convertían en nuestras aliadas, en ellas denunciábamos esas violencias machistas que nos habían perpetuado como víctimas.
Ese gran 13 de Agosto al finalizar la marcha, nos fuimos a nuestras casas o a diversos bares a festejar, sabiendo que habíamos hecho historia y que al despertar nuestros futuros días no serían los mismos. Pero al mismo tiempo la gran pregunta nos invadía, cómo hacer para eliminar de raíz o herir de muerte a ese sistema que ejerce violencia contra las mujeres. En el transcurrir de las semanas y meses, los medios de comunicación empezaron a cubrir con mayor fuerza los casos de violencia y diversos feminicidios que se iban dando, lo cual nos hacía creer que a pesar de la gran movilización, está aún era insuficiente y que el trabajo de diversos colectivos ciudadanos y sociales en pro de la defensa de la mujer tendrían que continuar, y que además las mujeres tendríamos que seguir vigilantes ante la impunidad del Estado frente a estos casos.
Por eso causa satisfacción saber que este 8 de Marzo, fecha que el mundo recuerda como El Día Internacional de la Mujer, esas valientes vuelvan hacer historia, organizando el “PARO INTERNACIONAL DE MUJERES” y además mostrando indignación y negándonos a seguir colaborando con un sistema económico y social que invisibiliza y niega la existencia de mujeres, lo hace cuando por igual trabajo NO recibimos igual salario, lo hace cuando somos golpeadas y asesinadas, lo hace cuando el Estado misógino NO garantiza justicia.
¿Por qué paramos? La plataforma del Paro Internacional de Mujeres nos da la respuesta: “Porque estamos hartas de la misoginia y el discurso contra lo que llaman “ideología de género” por parte de los funcionarios y las personas públicas. Estamos hartas de la intervención de la Iglesia en las decisiones sobre nuestros cuerpos. Otro vínculo clave son las instituciones democráticas que no dan respuestas a las demandas de las mujeres cuando se acercan a pedir ayuda y tampoco garantizan los mecanismos de acceso a justicia. Los medios de comunicación también son responsables: son negligentes en su responsabilidad de proporcionar información confiable y cobertura completa. A menudo, las mujeres que defienden sus derechos no reciben apoyo en sus hogares y comunidades, sino que enfrentan insultos y amenazas”
Sabemos que nuestro camino aún es largo, el Estado lo hace aún más espinoso y los prejuicios sociales a veces nos desalientan, sin embargo por todo lo antes expuesto, no debería causar molestia saber que las mujeres ya no queremos callar más, todo lo contrario, nuestra lucha se traduce en la plena voluntad y deseo de construir una sociedad diferente, una más justa y equitativa.
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