Por: Bruce J. Medina Cervantes
Consejero Universitario (Universidad Andina del Cusco)
La necesidad de una agenda de género en las universidades
Si bien los esfuerzos para reducir los índices de desigualdad en el Perú se han iniciado desde hace ya muchos años, en el presente se ha polemizado bastante el debate sobre igualdad de género debido al contexto social iniciado por el Currículo Nacional para el 2017 y, posteriormente, por casos mediáticos en donde se manifestaba ex profeso la identidad machista de la sociedad y la vulnerabilidad que aún presenta la mujer en pleno siglo XXI.
Aun así, en un escenario social polarizado, se observó uno de los movimientos sociales más grandes que ha presenciado el Perú. La marcha denominada ‘Ni una menos’, articuló a más de un sector de la población y pudo sensibilizar a la gran mayoría de ciudadanos convocándolos a las calles, sobre todo porque el objetivo trascendental de esta lucha social se basó en un reclamo justo e histórico, pretendiendo dotar de imparcialidad al trato que reciben las mujeres de acuerdo a sus necesidades respectivas, ya sea con un trato igualitario o con uno diferenciado pero que se considere equivalente en cuanto a derechos, beneficios, obligaciones y posibilidades.
Este derrotero que llegó a ser de consenso ciudadano se refleja en la gran cantidad de cifras que demuestran la gran brecha de desigualdad de género que existe en el Perú, sean estas cifras en el ámbito de salud, violencia sexual o psicológica, oportunidades de empleo, salario o, por último, muerte.
Ahora bien, respecto a la problemática de género, ¿están las universidades capacitadas para poder contribuir en la lucha contra la reducción de la brecha de género?, ¿debe ser un rol de las universidades incluir una agenda de género en sus debates internos? Sí, porque la gran cantidad de atropellos que sufre una mujer se da durante los años que normalmente acude a recibir una educación superior, porque los problemas de embarazo prematuro se dan en gran cantidad mientras cursa una carrera universitaria y queda truncada ésta, porque existe una gran cantidad de madres que acuden a las aulas universitarias con niños en brazos, porque la Universidad es un espacio que por el producto de las relaciones interpersonales se puede producir el acoso y la violencia sexual hacia las mujeres.
En la actualidad es necesario incluir el debate de género en el argot universitario, porque solo articulando esfuerzos será posible reducir la gran brecha de desigualdad mediante la toma de decisiones, asesoramiento y el trato diferenciado que las circunstancias de ambos géneros exigen. Y es que solo así podemos llegar a tangibilizar todas las pretensiones que recoge la gran cantidad de mujeres que se ven afectadas día a día por la discriminación o la violencia contra su género.
Existen esfuerzos que a la actualidad han surtido efectos pero que aún necesitan ser mejorados. En la Universidad Andina del Cusco la presencia de la mujer en las esferas del poder ha tenido un viraje radical a los índices tradicionales, pues se observa que del total de alumnos electos que forman parte de los órganos de gobierno, el 68.5% son mujeres y tan solo el 31.5% son varones; de mismo modo, si bien el Rector de la misma universidad es varón, los tres vicerrectorados están al mando en su totalidad por mujeres. Aun así, es necesario dar un siguiente paso al empoderamiento: Brindar las oportunidades de desarrollo equitativo. Para lo cual, el papel de la mujer empoderada es sumamente importante, pues después de haber dado el primer paso en ocupar la esfera del poder, el siguiente es tener un papel protagónico en el debate universitario.
Unos de los principales problemas que afectan a las mujeres para el normal desenvolvimiento de una carrera profesional hasta su culminación es el embarazo no deseado o prematuro. El mismo que en condiciones iguales entre varones y mujeres genera una brecha sustancial, por lo que es necesario:
- Universalizar el servicio del lactario que regula la Ley N° 29896, del trabajador al estudiantado.
- Brindar el servicio de guardería de bebés y niños para los trabajadores y los estudiantes.
- Regular el pago diferenciado por escalas para alumnas que sean madres gestantes o madres solteras en universidades privadas.
- Brindar charlas motivacionales y asesoramiento mediante las oficinas de tutoría para evitar la deserción estudiantil.
- Talleres en pareja para el control de emociones y violencia.
Todas estas propuestas y demás que puedan servir para reducir la brecha de género que existe por la propia naturaleza de cada persona y que permita el complimiento cabal del proyecto de vida de cada alumna y alumno en la universidad, para que en un futuro esa persona que no dejó la universidad y el hijo de aquella madre que pudo terminar sus estudios universitarios sean de gran aporte para el desarrollo del Estado.
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