
Por: Ing. Yuri L. Romero Huayhua
Hace ya buen tiempo que vivo en Cusco, pero de todo ese tiempo no puedo dejar de mencionar que los mejores momentos fueron los que pasé en el Santuario Histórico de Machupicchu, quizá porque aun contaba con la energía de la juventud, o quizá porque entre los guardaparques compartíamos un espíritu de compañerismo y hermandad que nunca volví a experimentar en otras actividades laborales, o quizá porque al salir de la universidad encontré mi lineamiento y verdadera vocación, lo cierto es que Machupicchu es para muchos peruanos conocido solo como un destino turístico de importancia mundial y orgullo nacional, pero desconocen todo lo que hay detrás de aquellas personas que vivimos y trabajamos para apoyar en su conservación.
Una de esas cosas desconocidas es por ejemplo que Machupicchu es solo una de las 219 áreas naturales protegidas que cuenta el Perú entre las que son de administración nacional, regional y las privadas, y en total suman 22’696,490 hectáreas las que significan el 17.35% del territorio nacional .
Pero ¿para qué conservar tanto territorio?, sobre ello podríamos discutir varios de los objetivos planteados como el de conservar una muestra representativa de la diversidad natural, o el de permitir el mantenimiento de los medios de vida de poblaciones originarias y por lo tanto su originalidad cultural, o el de generar ingresos económicos promoviendo el desarrollo de un turismo sostenible, pero desde mi punto de vista el que resalta sobre las demás y que además debería ser de interés de todos y cada uno de los peruanos es el hecho de que las Áreas Naturales Protegidas (ANP) fueron identificadas como esenciales para la mitigación y adaptación al cambio climático por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en ingles).
Según ellos indican: “Las áreas protegidas constituyen herramientas comprobadas para mantener los bienes y servicios naturales esenciales, que a su vez pueden ayudar a aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad del bienestar humano ante el cambio climático”.
Pero ¿cómo lo hacen?: al cambio climático, según citan los científicos, se puede hacer frente mediante la mitigación, la cual se logra capturando y almacenando el CO2 atmosférico el cual causa el efecto invernadero que a su vez provoca el calentamiento global, pero también sirven como medio para lograr la adaptación o incremento de la resiliencia, pues estos ecosistemas proveen un amplio rango de bienes y servicios ambientales que tienen que ver directamente con algunos impactos del cambio climático en las personas, lo que llamamos como Adaptación Basada en Ecosistemas. A ambos podríamos sumar una tercera forma de enfrentar al cambio climático, que es la investigación, la cual aún debe potenciarse por las instituciones pertinentes.
Es importante, por tanto, incrementar o propiciar estos beneficios de las ANP desde todo nivel, ya sea recuperando aquellos ecosistemas alterados o evitando la degradación ambiental, ya hay algunas iniciativas al respecto como las intervenciones locales en prevención de incendios forestales o las actividades de reforestación con especies nativas en especial en las cabeceras de cuenca.
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