
Antes de la llegada del COVID-19 uno de cada cinco personas tenía un problema de salud mental en el Perú. Con la crisis sanitaria se amplió el número. Expertos lanzan sugerencias para saber cuándo debemos buscar ayuda especializada.
Son tiempos de muerte y temor. La pandemia trajo consigo problemas económicos y sociales. La salud ha sido una de las más golpeadas. Pese a ello, todo se centra en atender la salud física y se deja de lado la mental.
El COVID-19 hizo brotar estrés, ansiedad, depresión, violencia, pensamientos suicidas y más. Así, la salud mental de millones de personas se deterioró. Sucede que la sensación de desesperanza -que causa la crisis sanitaria- paraliza a las personas. El encierro, la merma económica, la muerte de un familiar o simplemente la incertidumbre que genera el bombardeo de malas noticias, generan angustia.
Salud mental
La médica psiquiatra Vanessa Herrera dijo que la salud mental ha sido desatendida. Antes de la pandemia uno de cada cinco personas tenía un problema de salud mental. “Con la crisis humanitaria se amplifica o visibiliza la situación de crisis”, explicó Herrera en la charla sobre salud mental y recomendaciones para sobrellevarla durante la pandemia realizada por OjoPúblico.
Herrera señala que el problema es que la mayoría de familias demora en buscar ayuda cuando hay un problema de salud mental. “El MINSA hizo una encuesta de por qué no acudían. La primera razón es que creían que podían superarlo solos, no sabían dónde acudir o no tenían dinero para buscar servicios. Hay poca educación en salud y poco acceso también”, precisa.
¿Cuándo se debe buscar ayuda? “Si en el día me siento decaído, triste, no tengo ganas, pese a que tengo trabajo. También cuando hay una conducta de riesgo como tomar o fumar solo. O cuando hay agresividad. Esas son señales de alerta para buscar ayuda. Uno de cada cinco tiene un problema de salud mental, pero no lo saben o no lo quieren reconocer”, sugiere Herrera.
La psicóloga y magíster en Educación Jessica Cornejo precisa que una de las alertas es cuando el miedo es excesivo e impide el desenvolvimiento normal de las personas. También cuando alguien empieza a tomar pastillas para dormir o relajarse, o todo lo ve negativo o pésimo. “Si no hay alegría, entonces tengo que sentir la alerta. Hay que buscar ayuda profesional”.
Superar el miedo
El doctor Moisés Lemlij señala que tener miedo es normal, pero cuando es constante paraliza. Añade que se debe superar o manejar los tres miedos: al COVID, al encierro y a contagiarse. Uno tiene que aceptar que su miedo es mayor, porque realmente es mayor.
“Antes, cuando se te moría un ser querido o te despedían del trabajo ibas viendo qué haces, pero aquí (ahora) es un duelo eterno. Es como si uno no puede terminar con la depresión y la angustia. Es un duelo constante que no termina de resolverse. Antes pasaban unos días y podíamos volver a empezar, pero ahora no”, explica.
Mientras que Cornejo sostiene que hay que aceptar el miedo y la tristeza para superar la ansiedad y la depresión. A su vez, Herrera señala que hay que permitirnos llorar para liberar las tensiones.
Los niños
Los niños también sufren los efectos de la cuarentena por la pandemia. Por ejemplo, ¿cómo decirle al niño que murió su papá o mamá? “Se debe romper el tabú de que se le debe reservar el dolor a los menores. Lo que se debe hacer son acciones para sobrellevar el luto. Hacer contención y acompañamiento emocional, procesar las fases de duelo: negación, culpa, etc”, señala Herrera.
A su vez, Jessica Cornejo, psicóloga y magíster en Educación, dice que compartir lo que sentimos y buscar alternativas para superar los episodios ayuda. “El niño debe aprender a manejar su frustración, su enojo, con la ayuda de sus padres”.
“Dependiendo de la edad de cada niño, sacarle información concreta y sencilla y dependiendo de las preguntas que haga responderlas con sencillez. Con los más grandes, que tienen más consciencia, ser mucho más espiritual y ayudarle a entender lo que pasa. El ritual de despedida (del ser querido) es importante”, agrega.
“Los adultos son como los niños y viceversa. Saben que le quieren dorar la píldora, ellos quieren la verdad. Conversar con franqueza”, recomienda Lemlij

El estrés
El psicólogo Alaín Madueño precisa que los ciudadanos demostramos en la pandemia que “no sabemos convivir y menos entendernos, por lo que cada uno mostró su verdadero rostro”.
Según el especialista, la gente sufrió durante este tiempo de estrés. “La gente se desespera rápido, se estresa, se deprime y no se adapta a las situaciones difíciles. No sabemos manejar nuestras emociones racionalmente”.
El Estado, dice Madueño, debe implementar políticas de salud mental para ayudar a la población. “Cuando acabe la pandemia del COVID-19 podríamos entrar a una pandemia de salud mental”.
La violencia
Otra de las consecuencias de la pandemia ha sido el aumento de la violencia en los hogares. Los juzgados de familia especializados en violencia contra la mujer e integrantes del grupo familiar del Corte Superior de Justicia atendieron de enero a junio 2150 medidas de protección: más del 50% (1138) han sido dadas durante la emergencia sanitaria.
Hubo agresión física, psicológica, económica y patrimonial. El psicólogo Madueño precisa que “en los primeros días hubo paz, pero con el tiempo cambió la conducta de las personas, quienes no pudieron controlar sus emociones. Eso llevó al aumento de la violencia”.
¿A qué se debe esa conducta violenta? “El ser humano no controla sus emociones ni sus impulsos y tampoco está preparado para una adaptación a situaciones críticas. No hay salud mental y, por ende, los actos de violencia son más frecuentes”, explicó Madueño.
El juez Luis Joel Peña Mendoza atendió muchas denuncias y otorgó medidas de protección a las víctimas. “Había estrés en el varón, quien suele ser cabeza de familia y reaccionó de manera violenta”.
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