
Los estudiantes de educación primaria y secundaria de Apurímac suman un total de 92,413. De este total, los reportes concluyen que un 27% de estudiantes, es decir, 24,952 estarían siendo afectados directamente por la pandemia, debido a que sus familias no cuentan con recursos o sencillamente les es imposible acceder a las tecnologías.
Escribe: Ramiro Sierra Córdova
De pronto toda la planificación del año escolar 2020 se detuvo por la emergencia sanitaria causada por el COVID-19. Un panorama incierto que nos muestra un escenario desconocido y retador para el sector educación en Apurímac.
Si antes de la pandemia teníamos demandas apremiantes para la atención educativa básica de los estudiantes, repentinamente estas se elevaron en grados de complejidad planteándonos interrogantes. ¿Qué hacer frente a esta situación compleja? ¿Cómo brindar el servicio educativo en condiciones remotas? ¿Estamos preparados para responder a este nuevo desafío?
La brecha digital se convirtió en el primer desafío a atender para alcanzar la equidad educativa. Asumiendo que el sistema educativo debe garantizar el derecho a la educación, se puso en marcha la estrategia nacional “Aprendo en casa”, a través del uso de la radio, televisión e Internet, que buscaron desarrollar en los estudiantes competencias básicas priorizadas del Currículo Nacional de Educación Básica.
Esta estrategia demandó acciones complementarias como redefinir el rol de los docentes, generar condiciones para que los estudiantes accedan a la programación y recursos acorde a sus posibilidades dentro de sus hogares en medio del confinamiento. En este panorama se observaron tres escenarios.
A) Instituciones Educativas (II.EE.) que respondían al uso de radio, TV y acceso limitado a Internet y telefonía móvil. Complementados con el uso de WhatsApp, mensajes de texto y fichas complementarias de trabajo enviadas por los docentes.
B) II.EE. que se adecuaron a la propuesta virtual mediante el uso de plataformas Zoom, Google Meet, Classroom, Moodle, etc., donde la mayoría de las familias garantizaron acceso a Internet. Ello complementado con aplicativos WhatsApp, Facebook, Instagram, Telegram y otros.
C) II.EE. que no cuentan con acceso a ningún medio tecnológico ni de comunicación. Y quienes hicieron uso solo de los cuadernos de trabajo dotados por el MINEDU, complementando sus aprendizajes a distancia con el uso de fichas autoinstructivas brindada por los docentes.
Migración de privado a público
Estos escenarios exigieron la toma de acciones inmediatas en el sistema educativo para atender consecuencias adicionales generadas en la pandemia como con el retorno y saturación de las instituciones rurales. En efecto, el retorno de las familias que huyeron de las ciudades incrementó la matrícula en las II.EE. unidocente y multigrado en un 14%. Igualmente, la migración del sistema educativo privado al público, debido a la paralización de actividades económicas que afectó los ingresos familiares y, por ende, el pago de pensiones, lo que obligó a trasladar y habilitar decenas de vacantes en las escuelas públicas a fin de evitar la deserción escolar. Así, solo en la UGEL Abancay, un 36% de estudiantes pasaron a los colegios públicos, según la Unidad de Estadística de la UGEL.
Los daños a la salud mental por el confinamiento y otros problemas derivados produjeron que decenas de estudiantes reportaran cuadros de estrés que afectó su desempeño en las estrategias educativas. Ello se agravó con otros problemas como intento de suicidio, violencia intrafamiliar, atentados contra la libertad sexual, cyberacoso, etc., que han sumado a la deserción escolar.
Los afectados
Los estudiantes de educación primaria y secundaria de Apurímac suman un total de 92,413. De este total, los reportes concluyen que un 27% de estudiantes, es decir, 24,952 estarían siendo afectados directamente por la pandemia, debido a que sus familias no cuentan con recursos o sencillamente les es imposible acceder a las tecnologías que son el medio para la educación en este contexto. Y a nivel de la comunidad educativa regional, la pandemia afectó directamente a 133,902 estudiantes. De este total, 121 mil 363 son de la Educación Básica Regular, 3,075 de la Básica Alternativa, 447 de la Básica Especial, 3632 del campo Técnico Productiva y 5382 del superior no universitario, según la Unidad de Estadística del Ministerio de Educación 2019.
Como contingencia a las estadísticas señaladas para posibilitar el acceso a la conectividad, la DRE Apurímac, a la fecha, distribuyó 11,000 tabletas donadas por PRONATEL y gestiona, además, una segunda entrega de 5,006. Sumada a la propuesta del MINEDU de entregar 33,000 tabletas en octubre, se estaría atendiendo a un aproximado de 53% de la población escolar. Sumándose a ello la gestión de acciones urgentes encaminadas a posibilitar el acceso a Internet en II.EE. focalizadas y el incremento de un plan de datos de telefonía móvil para docentes que permita un mayor acompañamiento en el aprendizaje de los estudiantes.
Finalmente, es innegable que las variables para una respuesta a esta problemática van más allá de la sola entrega de equipos tecnológicos y acceso a las formas de conectividad. El problema es mayor y requiere respuestas integrales. Por ello, programas de capacitación docente en el dominio de herramientas tecnológicas, manejo de estrategias de educación a distancia para estudiantes con y sin conectividad, fortalecimiento del tratamiento de una evaluación formativa en base a la retroalimentación, seguimiento del portafolio de evidencias de trabajo, entre otras, son y deben ser apuestas que permitan que los estudiantes de Apurímac sigan educándose en un contexto tan complejo y difícil como este.
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