
La producción de riqueza pasada y actual ha traído, trae y traerá sacrificios. En el 2013, el estudio que hizo Censopas en la orina de 180 personas, en el marco de los acuerdos de la mesa de diálogo, evidenció la presencia de arsénico (100 %), cadmio (90 %), plomo (100 %), manganeso (70 %), mercurio (88 %) y talio (100 %)
Escribe: José Antonio Lapa Romero (sociólogo)
En la historia colonial peruana y en el actual capitalismo minero, los sacrificios tienen fines de acumulación y está atravesada en su esencia por la violencia sobre la vida, los territorios y las personas.
Así, oficialmente se tienen 4867 personas expuestas a metales tóxicos en toda la geografía nacional, siendo una parte importante niños y niñas, mientras que en Espinar más de 500 personas tienen metales tóxicos en sus cuerpos. Además, casi 40 años de minería muestran parte de los sacrificios ecológicos, generacionales y sobre la vida: ríos contaminados, afectación de las actividades agropecuarias del entorno, incremento de mortandad de animales, personas fallecidas en conflicto y criminalización.
Estos “sacrificios del desarrollo”, entendidas para los grupos de poder y la clase empresarial minera y el Estado mismo como necesario, son una media verdad, porque la evidencia muestra que quienes terminan siendo sacrificados a nombre del “desarrollo” son los pueblos históricamente excluidos. La máquina de acumulación se impone violentamente sobre la vida.
Los sacrificios en Espinar
El 2012, la producción de cobre de Antapaccay alcanzó 51 876 toneladas métricas finas (TMF) y en el 2018, 205 414 de TMF, mientras la producción de oro alcanzó a 4 124 241 gramos finos en el 2018 y plata 44 306 kilogramos finos para el mismo año. Traduciéndose en una venta anual de S/ 3 690 612 000 para el 2016[1], por ejemplo. Esta realidad contrasta con el mar de pobreza y pobreza extrema que no se ha transformado significativamente en su área de influencia que alcanza en promedio al 70 %. Así, según información del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), para mayo del 2020[2] en Espinar el 30 % de hogares no son pobres, 48 % son pobres y 22 % pobres extremos.
La producción de riqueza pasada y actual ha traído, trae y traerá sacrificios. En el 2013, el estudio que hizo Censopas en la orina de 180 personas, en el marco de los acuerdos de la mesa de diálogo, evidenció la presencia de arsénico (100 %), cadmio (90 %), plomo (100 %), manganeso (70 %), mercurio (88 %) y talio (100 %)[3]. Estas personas se encuentran en una fase de toxicidad crónica por el tiempo en el que se encuentran expuestas a los metales tóxicos, lo que estaría generando daños a su salud probablemente irreversible.
Esta relación tóxica y tanática entre minería y la vida de las personas con metales tóxicos en Espinar implícitamente se ha entendido como una “necesidad” a nombre del “desarrollo” y el interés público nacional.
Sin embargo, esta relación muestra la violencia con la que se produce y acumula la riqueza en el Perú y Espinar. Relación tóxica entre capital minero y la vida que se expresa en las siguientes palabras: “Nuestra riqueza, nuestro oro, nuestra plata, nuestro cobre se están llevando a otro país, y a nosotros nos está dejando totalmente enfermos, tanto nuestra agua, tierra, ganado, y nosotros mismos. Nuestra carne, nuestra sangre totalmente enferma, es lo que nos está dejando”[4]. La violencia del capital se muestra en su afán infinito de acumulación.
A nombre del interés público
Los sacrificios del “desarrollo” minero han sido y son promovidos y legitimados por la institucionalidad minera estatal, los sucesivos gobiernos y la clase empresarial minera. Sin embargo, los resultados a nivel de acumulación son evidentes más allá del marketing, incluida Antapaccay, que muestra que el país se quedó con 1 dólar de cada 10 dólares que se exportaron[5] y entre el 2016-2018 se le devolvió al sector minero S/ 15 mil 804 millones[6], amparado todo dentro de una estructura tributaria favorable al sector minero.
Es decir, la apropiación y la acumulación de riqueza se concentra o es exportada por el gran capital internacional, dejando detrás suyo la violencia sobre los territorios y la vida. Esta máquina tanática de sacrificios muestra a sus autores: la clase empresarial minera y legitimando esta relación tóxica las “élites”, gobernantes y tecnócratas del Estado.
En Espinar, Antapaccay de la suiza Glencore, hace referencia a su código de ética, políticas de derechos humanos y adhesión a los principios de seguridad y derechos humanos cuando habla de su responsabilidad empresarial. Sin embargo, la violencia sobre las personas, los territorios y la vida con la que actúa muestra una profunda y real contradicción.
Además, expresada en la sistemática negación de sus responsabilidades: “los efluentes de su mina están limpios y no contaminan”, “no tenían conocimiento sobre las personas con metales tóxicos, nunca fueron informados”, “la contaminación por metales pesados en la región se debe a la mineralización natural y a las características geoquímicas de la zona”. Es decir, niegan la violencia sobre la vida y los territorios para evitar efectos legales y mediáticos de los sacrificios que sus operaciones generan. Mientras tanto las personas con metales tóxicos de Espinar esperan atención y justicia desde hace 10 años. El Estado sigue ausente.
Referencias
[1] Las Minas del Perú. Perú: Proyectos y prospectos 2017-2019. Perú Top Publicaciones 2017.
[2] INFOMIDIS. Padrón general de hogares. Consulta: 8 de mayo de del 2020 <http://sdv.midis.gob.pe/Infomidis/#/padronGralHog>
[3] COOPERACCION y otros. Metales Pesados Tóxicos y Salud Pública. El Caso de Espinar. Lima. 2016. Págs. 14-17.
[4] DHSF. La agenda pendiente. Las y los afectados por metales tóxicos en Espinar exigen atención y tratamiento por parte del Estado. Consulta: 2 de octubre de 2020 <https://www.facebook.com/339097252875476/posts/32596423808 20934/?app=fbl>
[5] Oliva Nicolás y Serrano Alfredo. Reparto de la renta minera en el Perú: Efectos macroeconómicos de una mejor distribución de la renta para el Estado. CELAG Análisis Económico. 2019. Consulta: 04 de octubre de 2020 <https://www.celag.org/wp-content/uploads/2019/12/ mineria-peru.pdf>
[6] LA REPÚBLICA. Sunat devolvió a mineras S/ 15 mil millones. 15 de julio del 2020. Consulta: 4 de octubre del 2020 <https://larepublica.pe/ sociedad/ 2019/07/15/sunat-devolvio-a-mineras-s-15-mil-millones/>
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