29/09/2023

El abandono de las clases de “Aprendo en casa” en Cusco

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La llegada del COVID-19 puso en evidencia cuán precario es el servicio educativo en el país. Y mucho más en las comunidades campesinas y nativas. Queñamari es uno de esos pueblos que yace en las alturas de la puna cusqueña donde lo único constante son el frío y el olvido del Estado. Allí la población es pobre y los niños abandonaron las clases a distancia.

Julián, de 10 años, es un niño de la comunidad campesina de Queñamari en el distrito de Maranganí de la provincia de Canchis (Cusco). Cuando empezó la pandemia y se suspendieron las clases presenciales subía a los cerros para captar señal de radio e Internet y así acompañar el dictado de las materias.

A estas alturas casi todos han abandonado las clases. “Sus papás ya no tienen dinero para pagar el Internet y ni siquiera ya pueden comprar pilas para hacer funcionar los radios. Eso es lo que ha pasado”, cuenta Wilbert Salcedo Mendoza, presidente de la comunidad vecina de Chectuyoc, quien visita Queñamari cada cierto tiempo porque su comunidad tiene una estancia allí.

Queñamari es uno de esos pueblos que yace en las alturas de la puna cusqueña donde lo único constante son el frío y el olvido del Estado. La llegada del COVID-19 puso en evidencia cuán precario es el servicio educativo en el país. Y mucho más en las comunidades campesinas y nativas.

El director regional de Educación del Cusco, Arturo Ferro Vásquez, informó que 32 mil 363 estudiantes no han podido acceder a la estrategia “Aprendo en casa” que implementó apresuradamente el Ministerio de Educación (MINEDU), tras el inicio de la emergencia sanitaria por el coronavirus.

Las provincias con el mayor número de escolares excluidos de la enseñanza durante este año escolar son La Convención con 9 mil 631 estudiantes, Cusco con 6835, Chumbivilcas con 2485 y Canchis con 2593.

A media tabla, con una regular cantidad de niños y adolescentes afectados, se hallan las provincias de Quispicanchi con 1790, Urubamba con 1715, Calca con 1680, Anta con 1554 y Paucartambo con 1487.

Completan esta lista deshonrosa de escolares excluidos por el sistema educativo peruano las provincias de Espinar con 904, Canas con 724, Acomayo con 543 y Paruro con 422.

Miles de niños quedaron excluidos de las clases que se dictan mediante «Aprendo en casa». FOTO: ANDINA

El estudiantado excluido

Según el reporte de la Dirección de Educación, el 9.35% de escolares cusqueños no reciben clases porque pertenecen a familias pobres o pobres extremos. En consecuencia, carecen de dinero para comprar una computadora o celular. Mientras que otros alumnos se cansaron de subir a los cerros para tratar de seguir las enseñanzas.

Arturo Ferro dijo que quieren cerrar esa brecha con la aplicación de un conjunto de medidas y el impulso de programas educativos que acerquen las “clases” a los estudiantes hasta ahora excluidos.

Una de las iniciativas es el proyecto Yachay que implica la entrega de módulos auto instructivos con cuadernillos y cartillas de trabajo a los chicos de dos niveles educativos: primaria y secundaria, principalmente.

La deserción escolar

Otro fenómeno negativo que crecerá este año en el sector educación es la deserción escolar. El director regional de Educación, Arturo Ferro, calcula que la cifra se triplicará en comparación con lo registrado en los años anteriores. Según la data de la DREC, cada año, en promedio, la deserción alcanzaba el 8 y 9%. Este año, según los pronósticos, llegará hasta 30% de los más de 350 mil estudiantes.

La deserción se refiere al abandono escolar. Es aquella situación en la que el alumno después de un proceso acumulativo de inasistencias, comienza a retirarse del sistema educativo. ​El abandono escolar o la deserción son dos conceptos que se han utilizado para referirse a un fenómeno de la educación que tiene que ver con el hecho de que un gran número de escolares se retiran de las aulas y del sistema educativo.

Las tablets que no llegan

El Gobierno nacional debía entregar equipos tablets a 107 mil 953 estudiantes de las regiones Cusco y Apurímac para que puedan llevar las clases de “Aprendo en casa”. Sin embargo, por irregularidades en la licitación del proceso de adquisición, el Ministerio de Educación decidió cancelar el contrato con la empresa Topsale SAC, porque no tenía el aval o garantía de la compañía fabricante Lenovo.

Los 74 mil 592 alumnos del Cusco y 33 mil 361 de Apurímac ahora tienen dificultades de acceso a la educación a distancia. De esa cantidad de estudiantes, la mayoría son pobres y pobres extremos, y viven en provincias, distritos y comunidades rurales de las dos regiones andinas.

Al respecto, el especialista en medios digitales Eduardo Villanueva comentó que el problema en la adquisición fallida de tabletas del MINEDU “fue haber pensado que habría en el mercado una tableta barata, adecuada, y que estuviera disponible en un millón de unidades en tiempo récord”. “No es solo que los fabricantes tienen cronogramas estructurados de producción con base en expectativas de ventas, sino que la demanda aumentó porque no solo Perú pensó en comprarlas, además, las cadenas de abastecimiento de partes estaban estresadas”, explicó.

La educación universitaria

La educación universitaria tampoco anda bien. Aunque no hay información exacta, muchos alumnos de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (Unsaac) y de la Universidad Privada Andina (UAC) dejaron las clases por falta de recursos.

La Unsaac registró 18 mil 859 matriculados para el semestre académico 2020-I. Solo a 7 mil 343 alumnos les entregaron un chip con un plan de datos de 60 soles para que reciban las clases virtuales.

Eso ocurrió porque el Ejecutivo, mediante el Decreto Legislativo 1465, estableció que solo los estudiantes focalizados mediante el SISFOH, es decir, los que se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema, pueden acceder al bono. Pero el SISFOH –como ocurrió en la entrega de bonos económicos- excluyó a más de 8 mil alumnos que estaban en situación de vulnerabilidad, según la encuesta socioeconómica aplicada por la Unsaac al momento de la matrícula.

Los padres de familia de la Universidad Andina protestando para pedir la rebaja de las pensiones. FOTO: CUSCO EN PORTADA.

En el caso de la Andina, el problema tiene que ver con las pensiones. Los padres de familia y alumnos pidieron desde el anterior semestre (2020-I) la rebaja de las mensualidades en 50%, pero las autoridades universitarias negaron el pedido y solo aplicaron un descuento del 10% a todos aquellos que pagaran sus pensiones sin retraso.

Ahora que ya empezó el semestre 2020-II las pensiones se mantienen intocables, pese a que la Andina recibió el crédito de Reactiva Perú por más de 7 millones de soles. Lo más grave, según el padre de familia Yuri Ricalde, es que cuando empezó este semestre los alumnos fueron forzados a firmar un compromiso de que paguen las mensualidades sin quejarse.