27/09/2023

El racismo como obstáculo para el desarrollo

Comparte en tus redes...
Share on facebook
Facebook
YO DISCRIMINO, TÚ DISCRIMINAS. Un estudio previo efectuado por la Defensoría del Pueblo puso de manifiesto que las conductas discriminatorias se producen mayoritariamente en el sector educativo y en los centros laborales (23% en cada caso), seguidos de las instituciones del sector público (especialmente servicios) y en las entidades del sector Salud.

Escribe: Alberto García Campana.

La figura no alienta ninguna duda: un joven negro llega a la fase final de un concurso de selección de aspirantes a un puesto de trabajo en una empresa. El joven responde satisfactoriamente todas las preguntas y al final, el gerente le dice: “lo siento, joven, a los accionistas de esta empresa no les gusta el color de su corbata”.

Pero no es el color de la corbata lo que desagrada a los dueños de la empresa, sino el color de la piel del postulante.

La reciente agresión perpetrada por la congresista del fujimorismo, Martha Chávez, contra el embajador del Perú ante la OEA, Vicente Zeballos, revela que en nuestra patria el racismo no solamente existe como tara, sino como obstáculo para alcanzar la igualdad social en vísperas del Bicentenario.

El peruano es racista

Los resultados de la Primera Encuesta Nacional de Percepciones sobre Diversidad, Cultura y Discriminación étnico-racial, publicados el 2018, ponen en evidencia que el 53% de consultados consideran que los peruanos son racistas o muy racistas. Adicionalmente, el estudio reveló que 31 de cada cien peruanos admitió haber sido alguna vez víctima de trato discriminatorio.

Un estudio previo efectuado por la Defensoría del Pueblo puso de manifiesto que las conductas discriminatorias se producen mayoritariamente en el sector educativo y en los centros laborales (23% en cada caso), seguidos de las instituciones del sector público (especialmente servicios) y en las entidades del sector Salud.

Quiere decir esto que, del total de casos denunciados, casi una cuarta parte están referidos a tratos discriminatorios contra estudiantes de instituciones públicas y privadas, tanto de parte de los mismos compañeros de estudios como de los profesores. Aquí, la discriminación tiene origen en las connotaciones raciales, es decir, por el color de piel, aunque también por la condición económica y por el lenguaje.

Las conclusiones de los estudios efectuados tanto por la Defensoría del Pueblo como por organizaciones privadas como la Asociación Calandria y el Consorcio de Radio y TV, permiten afirmar que la discriminación étnico-racial es una de las expresiones más comunes del “ser peruano”. Habría que señalar que, efectivamente, el peruano es emprendedor, es luchador, está orgulloso de su historia, pero también es racista.

Las formas de discriminación

En algunas las instituciones educativas, es particularmente dolorosa la forma de discriminación que consiste en la exclusión de estudiantes que no pertenecen a un determinado círculo social. Cuando se trata de constituir grupos de estudio o siquiera cuando se realizan acuerdos para reuniones sociales, los requisitos que no están escritos pero que existen formalmente, son dos: solvencia económica y color de piel. Incluso, se llega a extremos de excluir a estudiantes por su apellido. Si el apellido es nativo o autóctono, es muy complicado que sea aceptado en determinados espacios sociales. La mofa y el escarnio son monedas corrientes de esta relación.

El aviso de “no hay vacantes” en determinados colegios, rige solamente para los de abajo. Los postulantes cuyos padres evidencian solvencia económica, capacidad para pagar incluso por adelantado las pensiones mensuales, no son alcanzados por la advertencia. Para bellos siempre habrá vacantes.

Otra forma de discriminación fácilmente perceptible es por el idioma. El Palacio de Justicia es tal vez el lugar en el que la población rural alcanza condición de invisibilidad. Un campesino puede estar muchas horas e incluso muchos días acomodado en los pasillos o en las gradas, sin que nadie repare en su existencia. Parece que el chullo y las ojotas convierten en invisibles a las personas.

Otros espacios en los que se expresan clara e impunemente las agresiones racistas son las instituciones públicas, especialmente aquellas de servicios, como electricidad, comunicaciones y banca, en las que, sin disimulo alguno, los clientes VIP reciben la mejor atención debido a que cuentan con la tarjeta dorada, a diferencia de los usuarios comunes y corrientes que deben formar largas e interminables colas a la espera de que alguien se digne atenderlos.

Cholo soy y no me compadezcas

Uno de los retos pendientes del Perú es llegar al Bicentenario de la Independencia con mínimos rezagos de discriminación étnico-racial, económica, religiosa, política o de cualquier otra índole.

Al margen de su extracción social, de su opción política o de su condición económica, todos los peruanos debemos ser tratados de la misma manera, debemos tener acceso a las mismas oportunidades laborales, debemos gozar de los mismos derechos. Un congresista del FREPAP, por ejemplo, no debe ser visto – tal cual acontece hoy- como si fuera un bicho raro, así como un funcionario del BCR no puede ser tenido como un semidiós.

El desarrollo, entendido como el estado de bienestar general, como el propósito final de todas las políticas públicas y privadas, no puede alcanzarse mientras existan las enormes brechas que hoy avergüenzan a la sociedad. Las distancias sociales están sustentadas en el enfoque racista, discriminador y excluyente que aún acompaña a muchos peruanos.

Hace algún tiempo, fue el padre de la excandidata presidencial Lourdes Flores quien pretendió descalificar al entonces postulante Alejandro Toledo refiriéndose a éste como “auquénido”; luego fue el desaparecido Alan García el que calificó a los nativos de Bagua como “ciudadanos de segunda clase”; después llegó Kuczynski para decir que los andinos no pensábamos bien porque en las alturas el oxígeno no llega al cerebro. Posteriormente, el efímero ministro de Trabajo de este régimen se quejó de que iba a viajar a Huancayo y que luego volvería “apestando a queso”.

Y llegamos a Martha Chávez, la misma que dijo que los estudiantes y el profesor de la Universidad La Cantuta, secuestrados, torturados y asesinados por el grupo paramilitar Colina, durante el gobierno de Fujimori, se habían “autosecuestrado”, quien aseguró que Vicente Zevallos debería estar mejor entre los bolivianos, es decir con sus iguales, antes de ir a mezclarse con los gringuitos en Washington.

Martha Chávez siempre ha mostrado una conducta discriminadora y racista. FOTO: ANDINA.