31/03/2023
Comparte en tus redes...
Share on Facebook
Facebook

El Perú, en los últimos años, se ha convertido en un país políticamente impredecible. Las cosas
se han agravado en el quinquenio pasado cuando se sucedieron hechos que llevaron a que
cuatro personas ocupen precariamente Palacio de Gobierno y ejerzan la presidencia de la
república.

Los resultados de las elecciones del año pasado fueron como poner más leña a la hoguera. La
victoria del presidente Pedro Castillo Terrones provocó como todos saben una reacción hostil y
desaforada de los perdedores, quienes levantaron irresponsablemente la bandera de un
supuesto “fraude en mesa”, pese a que esta denuncia había sido descartada por organismos
internacionales.

Desde entonces todo ha sido confrontación entre ganadores y perdedores. A esto se sumaron
los errores y la actuación poco transparente de Castillo respecto a las graves denuncias de
corrupción que involucra a su entorno más cercano, que han debilitado su gobierno al punto
de ponerlo casi al borde del desafuero.

La conformación de su último gabinete, que se presentará a pedir el voto de confianza el 8 de
marzo próximo, demuestra que Castillo ha empezado a apostar por la supervivencia en lugar
de enmendar errores y gobernar en beneficio del país.

Los principales responsables de la crisis que padece el Perú son el Congreso, que piensa que
solo la salida de Castillo resolverá la crisis, y el Ejecutivo que alucina que tiene respaldo
ciudadano y que quienes lo cuestionan -todos- son solo grupos con intereses ajenos a los del
Perú y que no quieren perder el poder que antes tenían. Por eso los niveles de desaprobación
de ambos poderes del Estado son altísimos.

Quizás por eso, en la última semana de febrero, Congreso y Ejecutivo se dieron una “tregua” para darle gobernabilidad al país. ¿Cuánto tiempo seguirá izada la bandera blanca? Nadie lo sabe. Por ahora la oposición anunció la presentación de una moción de vacancia, que se haría efectiva hoy, a raíz de las revelaciones del testimonio de la lobista Karelim López, quien dijo que en Palacio de Gobierno opera una supuesta organización criminal.

Los otros responsables son los partidos políticos que, convertidos en vientres de alquiler y
maquinarias que defienden intereses de grupo y particulares, alientan la confrontación y
aprovechan este desgobierno para desmontar reformas como la reforma universitaria y del
transporte o aprobar normas a favor de sectores que actúan al margen de la ley, como la
minería informal e ilegal.

Mientras los intereses particulares y de grupo sigan mandando a la hora de hacer “política”, la
crisis seguirá agravándose y el país estará cada vez más cerca del abismo. El Perú vive una crisis
múltiple y crónica. ¿Cuál es la salida? Algunos dicen que un gran acuerdo nacional en torno a
una agenda mínima y otros apuestan por un proceso constituyente para cambiarlo todo. Pero,
como se ha dicho, el Perú es impredecible.

Puede leer todo el contenido de la revista Pulso Regional en el siguiente enlace: