
En los últimos años se ha acentuado la estrategia del “terruqueo” como mecanismo de descalificación, estigmatización y criminalización de las demandas que se expresan en las protestas sociales. Con ese mecanismo se deslegitima los reclamos y se justifican las represiones violentas.
Escribe: Aprodeh Apurímac.
La protesta social es un derecho fundamental que está reconocido en la Constitución del Perú y en muchos otros países alrededor del mundo. Las personas tienen el derecho a manifestar pacíficamente sus opiniones y demandas, y a expresar su descontento con las políticas y decisiones del gobierno. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un problema cada vez más frecuente en el país: la práctica de «terruquear» las protestas.
La estrategia de “terruquear” busca invalidar las protestas políticas, pues estigmatiza a las personas que exigen sus demandas en las movilizaciones sociales, resaltando los daños superficiales y responsabilizando a cualquier persona que salga a protestar.
Esta práctica se ha convertido en un problema grave en Perú, especialmente durante los últimos años. Muchas protestas que han comenzado de forma pacífica y legítima han sido infiltradas por grupos de individuos violentos que han causado destrozos, saqueos y enfrentamientos con la Policía. Esto no solo ha generado una imagen negativa de las protestas, sino que también ha resultado en una represión policial desproporcionada y en la violación de los derechos humanos de los manifestantes.
Los efectos negativos del «terruqueo» de las protestas son numerosos. En primer lugar, la violencia y los disturbios generados por estos grupos no solo dañan la propiedad pública y privada, sino que también ponen en riesgo la vida y la integridad física de los manifestantes pacíficos y de las fuerzas de seguridad que intentan contener la situación. Además, los actos vandálicos y los saqueos que ocurren durante estas protestas tienen un impacto económico negativo en las comunidades locales, y pueden generar una sensación de inseguridad en la población.
En segundo lugar, la práctica de «terruquear» las protestas también tiene un impacto negativo en la imagen y la legitimidad de las demandas y reivindicaciones que se hacen en estas manifestaciones. Cuando una protesta se ve envuelta en violencia y caos, es fácil que se pierda el foco de los problemas que se están tratando de solucionar, y que la atención de los medios y de la opinión pública se centre en los actos violentos en lugar de en las demandas legítimas de los manifestantes.
Por último, el «terruqueo» de las protestas también tiene un efecto negativo en el ejercicio del derecho a la protesta en sí mismo. Cuando las manifestaciones son infiltradas por grupos violentos, las autoridades pueden utilizar esto como pretexto para justificar la represión de la protesta y la violación de los derechos humanos de los manifestantes. Esto puede generar un clima de miedo e intimidación que disuade a las personas de ejercer su derecho a la protesta en el futuro.
Por otro lado, si eres víctima de «terruqueo» en una protesta, es importante que denuncies este hecho para contribuir a la prevención y el castigo de estas prácticas delictivas. Algunos mecanismos para hacerlo son a través de:
1. Denuncia a la Defensoría del Pueblo: Si eres víctima de «terruqueo» en una protesta, puedes presentar tu denuncia a través del Sistema de Atención de Quejas y Denuncias de la Defensoría.
2. Denuncia a través de redes sociales: Si no tienes acceso a los canales oficiales de denuncia, puedes utilizar las redes sociales para hacer pública tu denuncia. Utiliza los hashtags relevantes y etiqueta a las autoridades competentes para que tu denuncia pueda tener un mayor alcance y visibilidad. Por ello, desde Aprodeh hemos lanzado la campaña ¡No al terruqueo! que busca poner en evidencia esta práctica nociva. Puedes acceder a ella (www.terruqueo.pe) y de ser el caso dejar tu denuncia.
Es importante destacar que para denunciar el «terruqueo» de una protesta es necesario que se tenga información clara y precisa sobre las personas o grupos que están perpetrando estos actos delictivos. Por ello, es indispensable mantenerse alerta y prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor durante una manifestación.
Ciudadanos y autoridades deben trabajar juntos para prevenir el «terruqueo» de las protestas. Es necesario que se fomente el diálogo y la negociación entre las partes implicadas en una manifestación, y que se promueva el respeto a los derechos humanos y la no violencia como valores fundamentales de la protesta social. Solo así podremos garantizar que el derecho a la protesta sea ejercido de forma pacífica y segura en el Perú.
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